Tácticas defensivas III

Lidiar con los clientes pesados, era hasta cierto punto fácil, pues si la cosa no iba bien siempre podías sacar al tipo a empujones; lo complicado era tratar con las damas que trabajaban en el lugar... esas niñas son cosa seria. Son la representación gráfica de la tan mentada bipolaridad femenina... en un momento podían ser un encanto y tratarte como si fueras su caballero en armadura e incluso estar dispuestas a ser tu "novia de turno" con todo y beneficios económicos (si, muchas de ellas están dispuestas a no dejarte gastar un peso, pues ganan en una noche lo que uno en una semana...), y a los cinco minutos estar hechas unas fieras y querer trapear el piso con uno.

Ahora, con la perspectiva de los años y la experiencia vivida, entiendo perfectamente por qué esas muchachas eran así... su oficio es todo menos la "vida alegre" que llaman, cada peso que se ganan les cuesta sudor, lágrimas y hasta sangre, eso sin contar con que deben tratar con lo peor de nosotros los tipos... el hecho de que las vemos como un objeto. Y en respuesta, ellas nos ven como a un cajero automático.

Volviendo al núcleo del asunto... de tanto ver borrachos y tener que aguantármelos empecé a comprender lo horrible que pudo ser mi comportamiento cuando estaba bajo efectos. Dejé de ver a un montón de extraños y comencé a verme a mí mismo en todas esas personas; llegaban muy bien vestidos, perfumados, alegres y con ganas de pasar un buen rato en compañía de mujeres hermosas... pero apenas unas horas y mucho dinero tirado después salían convertidos en cualquier cosa, menos en caballeros. En más de una ocasión los vi casi que arrastrándose como si se tratara de animales, contando monedas, cuando habían llegado con las billeteras llenas, con las caras descompuestas de tantas porquerías que habían metido a su cuerpo. Y todo eso no hizo otra cosa que hacer que sintiera una repulsión cada vez más grande hacia la vida nocturna, el alcohol, las drogas y la gente que estaba bajo sus efectos.

Ahora, eso se hizo aún más fuerte teniendo en cuenta que detesto con toda mi alma  el reggaeton, el rap y la música aguardientera, cada turno se fue convirtiendo en un duro ejercicio para mi poquísima tolerancia y con muchísima lentitud me fue afianzando en una verdad que necesitaba comprender con urgencia: "si la vida ya es difícil estando sobrio, ¿por qué complicarla más con alcohol y drogas?"

Aunque no todo el balance de esos casi cuatro años de mi vida fue positivo... ese estilo de vida y trabajo casi me mata. Turnos de 14 horas en promedio, seis días a la semana, apenas si lograba dormir 2 o tres horas, un nivel de stress altísimo, sumado a los roces con los clientes, la presión de los jefes, el hecho de que no me sentía cómodo en ese ambiente y el conflicto moral que se fue gestando en mi interior, hicieron que estuviera tan agotado física y mentalmente que necesitaba tomarme cada día cuatro energizantes, ocho cápsulas de complejo B, y fumarme un paquete de cigarrillos para medio estar funcional.

Ya prácticamente no tenía vida fuera del trabajo, pues en el día libre me sentía tan extenuado que sólo me dedicaba a dormir (aunque caer en coma es un poco más acertado de decir).

Antes mencioné un conflicto moral... pues sí, empecé a sentirme mal con lo que hacía para ganarme la vida, pues siempre he sido un tipo fiel en las relaciones amorosas, las mujeres que han pasado por mi vida jamás me podrán acusar de ser infiel o faltarles al respeto, así que llenarme el bolsillo a costa de la irresponsabilidad e infidelidad de otros me parecía chocante. Por otra parte, ya sabiendo como se destruye una vida con el alcohol y las drogas, yo me había hecho parte de esa cadena, como propiciador de eso y sentía como esas personas se acumulaban en mi conciencia, y obviamente está el tema de la prostitución... tengo cuatro hermanas, cinco sobrinas y una hija, y a ninguna de ellas quisiera verla en ese mundo.

Así que opté por renunciar sin importarme si tenía ahorros (el dinero ganado en ese mundo se escurre entre los dedos como si fuera agua) o perspectivas laborales... solo salí corriendo de ese ambiente sin mirar atrás.


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