Proyectar

Paladín, según el diccionario es un soldado que se distingue por su valentía y hazañas. En el mundo de los videojuegos se caracteriza por ser un caballero en armadura que combate en nombre de una causa relacionada con Dios y defiende con toda su decisión y poder a los débiles. 

Desde el primer momento que puse mis manos en World of Warcraft, me sentí atraído por ese tipo de personaje, que poseía el poder de la divinidad para sanar al herido, proteger a los demás y juzgar al mal, era un líder natural y además era casi indestructible. 

Traten de imaginar por un momento: Si tuvieran la ocasión de ser su superhéroe favorito, o ser un superhéroe... ¿Cuales serían sus habilidades?, pues ese es el ejercicio que todo gamer o jugador de juegos de rol hace... y es un asunto muy serio para nosotros, porque nos metemos en la piel del personaje para entender como es que debe crecer a lo largo de nuestra experiencia con el juego. 

A la edad que comencé a jugar WoW ya me podía considerar un gamer serio, y tenía muy claro que el paladín era mi alter ego, pues para ese momento era consciente de que mi personalidad era todo, menos la de un paladín... no tenía el más mínimo interés por ayudar a los demás, estaba en pleno divorcio con la espiritualidad y me calificaba a mí mismo como un cobarde. 

Tal vez estén pensando: "Este tipo es un completo demente...", para ser sinceros en ese momento particular de mi vida, lo era y no me importaba, pues en mi cabeza no había espacio para nada distinto a computadoras, trabajo, videojuegos, heavy metal, alcohol, drogas, anime, comic y mi estilo de vida, entonces no me pareció raro que terminara proyectando en el personaje de un juego las cosas de las que más carecía.

Estaba en el paraíso... pero lo bueno no dura para siempre, el sueño estaba por convertirse para mi en una pesadilla que casi me cuesta la cabeza.

  

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