Metal Machine

Se dice que nuestra personalidad, aficiones, gustos y manías son producto de lo que vemos hacer a nuestros mayores cuando somos apenas unos niños... si eso fuera cierto para el cien por ciento de los casos, yo sería cualquier cosa menos rockero.

Buceando en la memoria, lo más alejado que puedo hallar que tan siquiera se parezca a que yo tuviese contacto con el rock en la niñez será cuando mi hermana mayor escuchaba a Soda Stéreo... pero de ahí a que eso haya dado el primer campanazo para que yo sea el incorregible que soy, sinceramente lo dudo.

Estoy convencido de ello porque sí tengo claro que en mi casa de la infancia, la música era una mezcolanza y motivo de constantes peleas... Papá era un tipo que vivía por la música de cuerda y los boleros, así que cuando era él quien estaba en casa, aparte de los noticieros, sólo sonaban cosas folclóricas (pasillo, bambuco, guabina etc) y el señor Julio Jaramillo o Rolando Laserie. En el caso de mamá, ella era una romanticona sin remedio, se le escurrían las piernas cuando le mencionaban al cantante mejicano Joan Sesbatian como se le escurren hoy las piernas a una adolescente con algún estúpido cantante de reguetón.

En cuanto a Olma Liliana, ¡Ja! ella es de las que consume música porque le dicen que la consuma, lo que está de moda le gusta, nos desquiciaba a todos con el pinche vallenato y la salsa rosa de los ochenta, Magally era un asunto distinto, ella, para cuando yo era apenas un mocoso pasaba por su cabeza, rock en español, pero no porque fuera una rockera genuina, sino por que eso estaba de moda en aquella época, lo afirmo certeramente porque he visto como su paladar musical se ha degradado de una forma que da pánico.


No voy a entrar a decir la enorme mentira de que soy un rockero desde los diez o doce años... en realidad mi primer recuerdo de rock por mi propia elección fue tal vez cuando tenía catorce años. Una compañera de clase llamada Paola Tangarife tenía un álbum de Caifanes llamado "El nervio del volcán", el cual le pedí prestado por simple curiosidad...

Lo que si tengo aún grabado en la mente es lo que me produjo escuchar esa maravillosa obra de arte, fue como entrar a un mundo nuevo, donde todo es perfecto; tal vez fue cosa del destino que mi primer contacto con el buen y viejo rock n' roll fuese a través de uno de los mejores álbumes hechos por alguna banda latinoamericana, una de las cuatro más influyentes junto a Héroes del Silencio, Soda Stereo y Kraken.

Puedo decir que soy afortunado por haber crecido en una época de buena música por casi cualquier parte... la radio estaba inundada por bandas que hoy están en el Olimpo: Nirvana, Soundgarden, Nine Inch Nails, Pearl Jam, Red Hot Chilli Peppers, Radiohead, Oasis, Rata Blanca y muchas otras... lo más malo que sonaba por aquel entonces en la radio era Korn y eso me sigue pareciendo bueno aún hoy en día.

Por aquellos días, mi madre hizo la que quizá es la cosa más madura, tierna e impactante que pudo hacer por mí en todos esos años... Estaba una tarde en casa, solo, haciendo tarea de historia a ritmo del NEVERMIND de Nirvana a lo que daba el volumen del equipo de sonido, ya se imaginarán que no la sentí llegar por estar con la cabeza entre la BLITZKRIEG y el corazón entre COME AS YOU ARE... Cuando me di cuenta de su presencia, me aterroricé, pues ella era demasiado radical con el orden y el silencio en casa y más aún cuando estaba haciendo tareas. Sin decirme nada se fe hacia el equipo de sonido y lo apagó. Un rato después me preguntó por el disco dentro del aparato, luego de que le expliqué que me lo había prestado mi mejor amiga, ella simplemente me ordenó devolverlo al día siguiente. Efectivamente cuando llegué al otro día de clase mamá me sorprendió con un par de audífonos y una frase que jamás olvidaré: "La música que usted escuche es para usted, no para todo el barrio... no me gusta ese ruido pero eso es cosa suya"


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