Silencio en la mente II

El primer episodio de silencio absoluto en mi cabeza fue extremadamente doloroso, pues no estaba preparado para verme en mi verdadera dimensión, para enfrentar el hecho de que no había aprendido nada que fuera realmente valioso y útil para la vida, en lo más mínimo.

Esos momentos fueron especialmente tensos, pues me hallé a mí mismo desnudo, alma adentro, siendo por primera vez consciente de estar pensando con claridad, en las cosas que se deben pensar cuando estás encerrado en tratamiento por tus múltiples fallas y adicciones.

Ignoro por completo cuanto tiempo duró aquella sensación de no tener defensas ni excusas frente a la mirada escrutadora de mi alma hacia ella misma, pero si recuerdo con absoluta claridad que no me sentí complacido, pues a ese ser que encontré, yo mismo sentí deseos de golpearlo hasta el aburrimiento. No pasó demasiado hasta que comencé a llorar como el niñito idiota de la secundaria. Pero esta vez aquellas lágrimas estaban llenas de la verdadera noción de que yo era el culpable de mi lamentable estado. "Cobarde, mezquino, prepotente, hablador, venenoso, sarcástico, deshonesto, traidor..." Esas y otras muchas palabras desfilaron por mi cabeza en ese instante.

Las lágrimas nublan la vista hasta tal punto que no nos dejan ver a quienes nos quieren ayudar, estaba en un lugar seguro, con personas que realmente estaban interesadas en que fuese una mejor versión de mí mismo y cuando la más aguda de ellas se acercó a mí para tan sólo brindarme su hombro, le respondí con una de mis típicas: "¿Ya están contentos?, estoy hecho una mierda, ya pueden cobrar su sueldo tranquilos..."

Lo curioso del caso es que ella encajó la extrema grosería de mi bocota con gracia y pronunció una palabras que no creo poder olvidar... "Ahora si estás empezando a recuperarte... de ti depende si lo haces bien"

De aquel día tan aterrador han pasado más de 7 años, y ¡Quien lo creyera!, el silencio, al que tanto le temía, se ha convertido en uno de los baluartes más firmes dentro del día a día... Salgo cada mañana muy temprano, listo para enfrentarme al infernal ruido del mundo, a las miles de cosas que pretenden sacarme de ese estado de claridad y sinceridad conmigo mismo, y siento que ese silencio me ha hecho más fuerte, porque al fin comprendí que el silencio en la mente es el espacio que nos ha otorgado Dios para ver el panorama completo y tomar las decisiones adecuadas.

Tan es así que en varias ocasiones a lo largo de los tres años que llevo viviendo en Medellín y por cuenta del arte de escribir y contar historias, el silencio en mi mente me ha protegido de tomar rumbos peligrosos, así como ha permitido que las ideas plasmadas en mis cuentos, novelas y frases, vean la luz. En otras palabras, sin el silencio dentro de mi mente, el CUENTERO GUISH no existiría.


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