Erizo II

Con la llegada de la adolescencia y la entrada al bachillerato, la cosa se puso aún más difícil, porque si amarras a un perro y lo maltratas continuadamente, en cuanto tenga la oportunidad, morderá con furia. Pues el perro dentro de mi estaba ansioso de tener donde hincar los colmillos. El pasar de los años de secundaria transcurrió entre un constante dilema dentro de mi mente, pues obviamente no me sentía cómodo con los chistes de muchos de mis compañeros de clase, las sesiones de "borrador humano" a las que era sometido (si, me tomaban en manada y borraban el tablero del salón conmigo), pero aún así dentro de mi alma algo me empujaba a intentar tener cercanía con algunas personas. La primera de ellas es un recuerdo que no va a desaparecer incluso después de morir. 

Derly Martinez era una jovencita bella a más no poder, dotada de un carisma que no he podido encontrar en otra persona a pesar de los años, y una habilidad que me embelesó, le gustaba escribir poesía. Fue ella la primera persona por la que, de manera consciente, tuve el deseo de sentir cercanía.

Las tardes en los jardines del colegio junto a ella eran sencillamente deliciosas, hablábamos de cualquier cosa que se nos ocurriera, yo la miraba como idiota mientras ella declamaba sus escritos, que se me antojaban maravillosos en aquel entonces. La cosa no terminó muy bien para mi pues ese tiempo precioso que tenía con mi amiga Derly era precisamente el tiempo que debería pasar en clase.

Si bien la cercanía sincera de Derly era un bálsamo, también acentuó mi incapacidad social, "Si podía tener una amiga como ella, ¿Por qué conformarme con personas menos dotadas que ella?" De esa forma llegué al grado octavo y aparecieron en escena dos tipos que aún al día de hoy ocupan, al menos un minuto en mis pensamientos. Steeven Cobaleda y Miguel Martinez son para mí la imagen de la verdadera amistad, lealtad y hermandad; no se equivoquen, también eran unos artistas del bullying y yo era el blanco usual, pero así mismo eran los inseparables en las cosas agradables y en las oscuras, así como me daban burlas, me daban su mano y momentos de genuina diversión.

Los años volaron y pronto ya los rostros de Derly, Steeven y Miguel se hacían distantes en la memoria, mientras mi alma notaba que todos esos años de invalidez social habían tenido consecuencias... De repente me di cuenta de que tenía espinas. ¿De qué espinas hablo?, pues hablo de una gran capacidad para rechazar a las personas si no cumplían con un cierto tipo de conveniencia para lo que yo creía firmemente que sería mi destino. Esas espinas tenían forma de desdén, sarcasmo, rechazo por los eventos sociales, y un galopante gusto por el heavy metal que usé como excusa para reducir paulatinamente mi vida nocturna a estar sentado en la barra de Arca Rock, con una botella de tequila en la mano cada martes.

De esa época data una frase que pronuncié estando hasta el tope de alcohol y cocaína, esa frase por momentos me atormenta en la actualidad: "Mi mayor deseo es ser olvidado". Desde los veinte años, cuando vi las espinas, las asocié como mi armadura, la que impediría que nadie, jamás, volviera a convertirme en objeto de burla, ya no era el niño débil de la escuela o el nerd del bachillerato, ya como un "supuesto adulto" tenía el poder en mis manos, apoyado en la promesa de un futuro brillante, donde el "talento" que poseía me llevaría a cotas difíciles de imaginar.

Conforme las experiencias en el mundo laboral, universitario y adulto se acumulaban, esas espinas que creía una bendición fueron haciendo su malévolo trabajo de dejarme prácticamente solo, pues ni aún mis hermanas me soportaban. Ni hablar de los pocos amigos que conseguí en ese tiempo. Todas mis acciones reprochables de ese tiempo las cometí bajo la bandera de mi deseo de ser olvidado. Ah casi olvido que en ese periodo aparte de todo casi que desarrollé una personalidad alterna... de día era el que todos conocían de hace 23 años y de noche era MFSOLID, el paladín, francotirador y estratega numero uno.

Pero la mente tiene un orden, y en virtud de ese orden, a veces toma medidas desesperadas, conforme de manera consciente y premeditada hacía todo para tener distancia emocional con cualquiera a mi alrededor, de manera inconsciente buscaba contacto e interacción real, ¡Bienvenidos al mundo del alcohol y las drogas!

Sobre las consecuencias que todo eso dejó, no se si aparecerá el valor para ponerlo por escrito. Lo que si sé es que a pesar de que mi animal favorito es el lobo, no dejan de intrigarme los erizos... armados con púas tratan de acercarse a sus congéneres. Debe ser terriblemente trágico y doloroso para ambos.


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